jueves, 15 de octubre de 2009

ITV

La vida puede sin duda ofrecer momentos más dulces que ir a pasar la Inspección Técnica de un Vehículo (ITV). El secreto para que no te amarguen el día es ir con buena compañía y ganas de pasarlo bien. Imagino que los toreros tienen una técnica similar cuando entran en la oficina.

Así que con buen humor agarré a Sisso y nos fuimos a pasar la ITV del coche. He aquí las conclusiones de esta experiencia:

  1. El taller de la ITV está escondido en un barrio un tanto caótico y gris. Encontrar el moderno taller entre tanta fábrica ruinosa y naturaleza salvaje es como descubrir una pirámide maya en la selva de Chiapas.
  2. Hay una cola kilométrica para... ¡hacer fotocopias! Sí, ese viejo juguete de funcionarios de todo el mundo en el Líbano hace estragos. ¡Funcionarios, el paraíso está aquí!
  3. Después de hacer las correspondientes fotocopias de los documentos pertinentes, se entra en una especie de Parque de Atracciones de la Función Pública donde se entrega la docena de documentos necesarios para la inspección del vehículo. Hay dos colas: Una, con cientos de individuos, está reservada a los hombres, y la segunda, con sólamente 2 ó 3 personas, está reservada a las mujeres. En la cola de los hombres suele predominar el biotipo del afilador de cuchillos de toda la vida, con el carromato en la puerta (limusinas había pocas). Las mujeres, aunque el tamaño muestral no sea representativo, es sin embargo más variado; de hecho había una chica que parecía que iba a ir a una discoteca, con vestido de lentejuelas y sandalias a juego.
  4. Llegamos a la fase clave: El test del vehículo, en cuya ejecución participan escrupulosos técnicos que aparte de dormirse al volante del coche mientras la máquina trajina los neumáticos, suele saldarse con una felicitación o condolencia, que el usuario asume como quien lee los números premiados de un sorteo.
  5. Por último, el perímetro de la ITV está salteado con talleres muy variopintos, especializados en tubos de escape, en baterías... incluso hay talleres en los que venden matrículas. Es más, como las matrículas son muy largas, se cotizan al alza las matriculas con números más cortos o fáciles de memorizar...

Por cierto, sí, pasamos la ITV.

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